Como bien sabéis, este metal precioso se utiliza en infinidad de productos tecnológicos «chips, circuitos de placas…», pero en esta ocasión vamos a centrarnos en su uso en Joyería.
El Oro Amarillo.
El oro amarillo ha sido sin duda el metal precioso por excelencia durante mucho tiempo a la hora de fabricar joyas (últimamente desbancado por sus nuevos colores, blanco y rosa).
Alguna vez os habéis preguntado ¿Por qué mis joyas de oro no son 100% de oro puro? Bien, el oro puro o de 24k es un material demasiado blando para ser manejado en joyería (se ralla con mucha facilidad, se deforma con un simple golpe, etc…).
Es por esto que se utilizan diferentes aleaciones, mezclando oro con otros metales como plata, cobre que le proporciona una mejor resistencia mecánica, así como infinidad de colores originales.
Así es como los joyeros son capaces de crear el oro amarillo tan brillante y natural que vemos en nuestras joyas.
Composición del Oro Amarillo.
Para sacar este color dorado, se combina plata, cobre y oro puro. En las joyas podemos encontrar diferentes purezas, siendo las de 18 quilates las más habituales, pero también podemos encontrar joyas con menos proporción de oro (9k, 14k), y por lo tanto, más baratas.
En el oro de ley, nos encontramos con un 75% de oro puro, el 12,5% de plata y el 12,5% de cobre. Esta combinación permite que el oro amarillo mantenga su brillo característico original de las pepitas de oro puro.
Simbología y Asociación.
El oro amarillo siempre ha sido utilizado en la fabricación de hermosas joyas. Las civilizaciones antiguas, como los incas o los egipcios llevaban con orgullo imponentes piezas de este metal precioso.
Símbolo de fuerza y poder, creador de las más espectaculares joyas adornadas con piedras preciosas.
Oro Blanco.
El oro blanco es una aleación perfecta o casi, que se ha puesto muy de moda en los últimos años. Su color plateado hace resaltar las piedras preciosas especialmente los diamantes.
Pero no todo es perfecto en el oro blanco. Debido a que el oro blanco es una aleación de oro amarillo con plata, paladio o platino y hay más porcentaje de oro amarillo, las joyas, para que con el tiempo no se vuelvan amarillentas y sin brillo necesitan una capa de rodio.
El rodio se utiliza para dar un color más brillante al oro blanco, el orfebre sumerge la joya terminada en un baño de rodio (metal utilizado especialmente en la joyería).
Es esta manipulación llamada “rodiado” el metal precioso adquiere un efecto de espejo. Por un proceso de electrólisis, una fina capa de rodio se fija en la superficie de la joya, dándole su apariencia de blanco puro.
Por el paso del tiempo el rodio se acaba perdiendo (especialmente en los anillos que se someten al desgaste del día a día), esto no tiene nada que ver con la calidad de la joya, es más, es un proceso natural que puede ser restaurado las veces que haga falta.
Simbología y asociación.
Hoy en día, el oro blanco es el rey de las joyas. Especialmente popular en la fabricación de anillos y alianzas de compromiso es símbolo de elegancia y finura. Asociado con el diamante, sorprende con su brillo y transparencia
Oro Rosa.
El Oro rosa, es una aleación que también se ha puesto muy de moda en los últimos años, siendo las joyas de este color las preferidas de las mujeres que buscan algo original.
El cobre es el elemento que le da este color tan característico y resplandor soleado, su composición habitual consta de las siguientes partes: Oro 75%, cobre 22,25%, plata 2,75%. Variando su composición de cobre y plata conseguiremos un color más o menos claro.
El rosa o también conocido rosa de Francia es muy utilizado por los artesanos joyeros y relojeros.
Destaca especialmente en joyas con piedras preciosas o semi-preciosas y se asocia perfectamente con los diamantes o con todo tipo de piedras como el zafiro rosa.
También resulta ideal para las alianzas de compromiso.
Cotización del Oro en tiempo real.
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